HABLEMOS DE EXTERNALIDADES
Escribe: Jorge Amar*
Como sabemos, todas las actividades humanas generan efectos negativos sobre los eco - sistemas porque en el proceso de creación de sus condiciones materiales de vida el hombre explora, produce, almacena, distribuye, intercambia y consume bienes y servicios. En la edificación del “hábitat” o en la construcción de la infraestructura apta para la residencia de grupos humanos, se generan sustancias que son alojadas en el medio líquido, sólido o gaseoso, contaminándolo.
Qué significa “contaminar”? Es el resultado que provoca la presencia de aquellos componentes, tornando deficiente (cuando no imposible) el cumplimiento de las finalidades del depósito natural que afectan. Suelos infértiles, aguas no aptas para el consumo, aire irrespirable.
· En los rellenos sanitarios (en el mejor de los casos cuando no en basurales a cielo abierto) descansan los residuos sólidos urbanos que mantienen intacta por largos períodos su capacidad contaminante hasta hacerse inactivos. La lluvia estimula todo ese efecto contaminador, arrastrando los lixiviados por vía de las infiltraciones superficiales, hacia las napas subterráneas desde donde el conjunto de la población se sirve del vital fluido.
· La utilización de agro - químicos en los laboreos rurales, reemplazan el proceso de fijación natural del Nitrógeno en las raíces de los cultivos. El excedente no empleado, pero presente todavía en el mantillo, es acarreado por las lluvias y conducido por las escorrentías a los ríos, lagos o aguazales (acuíferos de superficie) cuya flora recibe esa carga de nutrientes que los hace crecer y disputar hasta agotar la disponibilidad de oxígeno del medio marino, y con él, la vida de peces
y algas. Sobreviene la eutrofización. La anoxia. No es este el único mecanismo de destrucción del agua.
· Existe una reprochable dependencia de los combustibles derivados del petróleo generadores del efecto invernadero. Su acumulación en la troposfera (primera capa de gases que rodea la tierra) muy por encima de los niveles normales, impiden que los rayos solares que llegan a la tierra (generando la temperatura frecuente que hace posible la vida) retornen y queden atrapados. Gracias a este fenómeno conocido como efecto invernadero, han aumentando las marcas térmicas medias del planeta, se ha trastocado el clima, la oferta hidrológica, se han intensificado
las lluvias, su régimen y distribución; hay derretimiento de los casquetes polares que hacen elevar el nivel medio de ríos y mares. La frontera agrícola se desplaza y amplias zonas del planeta se convierten en desiertos. Se ha llegado al punto crítico de carga que es capaz de soportar el eco - sistema y se provocan daños en gran escala. Apareció una nueva categoría humana, los refugiados ambientales, pobladores ribereños que escapan de las zonas que habitaban (a una altitud equivalente a la del nivel del mar) porque el agua lo ha inundado todo y llegó para no retirarse.
· La pobreza en conquistas ecológicas que ostenta el modelo económico imperante enfrenta una encrucijada porque la supeditación a los combustibles fósiles acabará cuando ellos agoten su existencia, hecho que tiene fecha cierta: a mediados del siglo venidero las reservas de petróleo y gas estarán extenuadas. Por lo tanto la investigación y desarrollo de tecnologías limpias, no contaminantes, provenientes del aprovechamiento de aquellos ciclos de la naturaleza infinitos e inagotables, no admite restricción alguna.
· El dióxido de azufre, aportado por la quema de carbón mineral en centrales térmicas, asociado con la evaporación y transpiración, cae en forma de lluvia ácida. Cambia el Ph de lagos y ríos, extingue especies marinas incapaces de desarrollarse con semejantes niveles de acidez. Los edificios exhiben en sus fachadas las secuelas del fenómeno en la pobreza de sus esculturas carcomidas y erosionadas.
· En fin: la producción de residuos peligrosos, el tratamiento de los efluentes industriales reclaman tecnologías enderezadas a minimizar en las fuentes que los generan e imponer estudios destinados al reciclamiento de componentes calificadas como desechos para ésta rama industrial pero valioso insumo para aquella otra; deberá mediar aquí la tarea de investigación destinada a la detección de los mercados para estas materias secundarias.
La Dirigencia social polemiza sobre la afinidad entre el cumplimiento de pautas que amparen el ambiente y el crecimiento económico general. Muchos señalan que esta armonización es una quimera porque conspira contra la rentabilidad.
Creo firmemente que tal contradicción no existe y que el desafío imperante hoy día, es la conjunción de un crecimiento ininterrumpido (es decir con metas sostenibles) en tanto protección del medio. Esto es: no sólo por los peligros que entraña para la supervivencia será imperioso repensar todos los procesos y hábitos de vida. Hay, además en el enfoque de cada área, oportunidades de empleo que no abundan hoy día.
No es en vano evocar el concepto, acuñado en Estocolmo 1972, de “solidaridad intergeneracional” que da sustento (junto a la concepción de Desarrollo Humano) a nuestra más alta Normativa Constitucional (art. 41) y al recientemente sancionado Estatuto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (art. 26): “ la generación presente debe satisfacer sus necesidades sin comprometer la capacidad de la futuras generaciones” y “el daño ambiental generará prioritariamente la necesidad de reparar”
Este controversia goza de gran importancia porque estamos en esa etapa en la que la población en general posee la certeza de que los asuntos ecológicos comienzan a resolverse con mayores niveles de información y participación que concluyan en líneas de acción asequibles y reparadoras porque el tema ha superado de lejos el momento panfletario inicial.
Cómo operan estos procesos de degradación de los recursos naturales y del medio ambiente y cómo adquieren apariencia definidas esas externalidades? … cuál es, en definitiva, la modalidad de avaluar su exacta dimensión? Los hoy abundantes y detallados estudios de impacto en la biodiversidad indican entre muchos tópicos, lo siguiente:
· Al ingresar aquellas sustancias al ciclo alimentario, se hace más frecuente la ocurrencia de enfermedades, recrudecen los accidentes, empeora la calidad de vida de la población, hechos que necesitan atención médica casi siempre a cargo del sistema hospitalario gratuito que sostiene el erario público. Paralelamente, las primas que establecen las compañías aseguradoras suman, nunca restan.
· Pérdida del valor de los inmuebles (como los que están emplazados en las cercanías de basurales o rellenos sanitarios, o de fuentes puntuales de contaminación).
· Son dañados los acuíferos de superficie cuyos tiempos de reposición resultan escasos ante la magnitud de las sustancias volcadas y que no solamente provienen de la actividad agrícola.
· La fertilidad del suelo se reduce y con ella la productividad.
· El aire enrarecido hace aumentar las dolencias de las vías respiratorias.
El género humano se parece cada vez más a una género viviente que guía su actividad hacia la apropiación de recursos de los depósitos naturales, los convierte conforme sus necesidades, y los devuelve al mismo medio del que fuera extraído, pero bajo la forma aparente de basura.
Quería detenerme en los ejemplos precedentes para puntualizar con toda anticipación, que se trata de valores cuya traducción en unidades monetarias, resulta dificultosa habida cuenta de que se encuentran por fuera del mercado. No han sido internalizados es decir incorporadas al análisis “costo - beneficio”.
Las externalidades se traducen, como hemos visto, en una transferencia de costos de los responsables de los procesos contaminantes hacia la totalidad de la sociedad que los soporta, sin perjuicio de comprometer el futuro de las generaciones venideras. Deberán, entonces asumirlos y ese hecho debe instalarse en los mecanismos de fijación de precios. Si hay empresas que observan las normativas ambientales se ha de producir una arbitrariedad al concurrir con sus productos al mercado, frente a aquellas que no han
internalizado en su precio el menoscabo ambiental ya sea abuso de recursos no renovables, ineficiencia energética, descargas contaminantes, inadecuadas normas de higiene y seguridad en la empresa, etc..
Básicamente las reglas contables son procedimientos que consignan las utilidades procedentes de la ecuación “costo - beneficio” y se ponen en marcha al mismo tiempo que frente al conjunto “producción, distribución, cambio, consumo”. Nada sugiere que exista un antes del acto de producción ni un después del de consumo con el que el ciclo se realiza.
Las concepciones económicas del siglo pasado trastabillaron cuando descubrieron que si era necesario purificar un efluente… el agua ya no era gratuita. Es que en mucho de lo que se emplea en la labores reina el criterio de gratuidad ( lisa y llanamente ausencia de onerosidad) aún en el caso de que su expropiación y consecuente agotamiento ponga en riesgo el equilibrio o subsistencia de otros eco sistemas.
El Dr. Hal Kane hace un esfuerzo para introducirnos en la problemática de la generación de los precios de los insumos ambientales en el mercado internacional, para lo cual explica que su tasación actual es la del “corto plazo”, sin merituar su recomposición y por ende el valor que podría adquirir en el “largo plazo” mientras subsistan en el eco sistema.
Si hacemos una osada extrapolación caeríamos en la cuenta de que la experiencia muestra que los países con sistemas económicos que no reparan en la internalización de sus externalidades y con ello la justipreciación de sus activos ambientales, evidencian sistemas económicos menos eficientes.
Claro está que el modelo global dominante orbita en la maximización de ganancias en el menor tiempo posible. En su inexorable camino deja realidades enfrentadas … caras de la misma moneda: concentración de ingresos y pobreza que ha de revelarse en hambre, analfabetismo, enfermedades endémicas, que han de tornar lento y dificultoso su desarrollo en el plazo largo.
La existencia de una legislación ambiental que coloca el acento sólo en los puntos que refieren a los volúmenes de emisiones no es argumento suficiente para impugnarla, aunque su vigencia y reglamentación conduzca más al acatamiento de los límites de las emisiones allí impuestos que hacia una transformación constante y sostenible.
Los países de Europa han hecho una sabia lectura de la experiencia. La autoridad de aplicación armoniza niveles máximos tolerados, en sintonía con acciones de planificación, asesoramiento intensivo, información sin restricciones y la adecuada jerarquización del tema ambiental acogido obligatoriamente en los contenidos curriculares en todos los niveles de la enseñanza oficial.
Prioritaron el concepto de eco - compatibilidad que precede a leyes, decretos y reglamentaciones de una rigidez tal, que capta la indiferencia de los generadores antes que su inquietud por el medio y los métodos que utilizan.
Se requiere una simplificación en los procedimientos y eliminar las superposiciones paralizantes entre organismos de distintas jerarquías pero con funciones idénticas.
Si así no fuera la exigencia del cumplimiento por la vía compulsiva, pierde credibilidad ante la ciudadanía.
Por el contrario: si logramos organismos abiertos a la comprensión del momento social, dirigidos por funcionarios y políticos imbuidos de la tarea a desarrollar y del momento que vivimos y en atención a la coyuntura productiva de los argentinos se, impondrá el consenso y la contemplación amplia (no restrictiva) de los intereses de los agentes involucrados.
LAS CIFRAS DE LA POBREZA
Los organismos internacionales coinciden en subrayar que la pobreza extrema en que se desenvuelve la vida de millones de almas en el planeta es causante de los conflictos ambientales con sus secuelas de superpoblación, concentraciones y asentamientos humanos que superan la aptitud y calidad de los eco - sistemas.
La comparación de los niveles de ingreso en el mundo y en América Latina arroja la idea de su alta concentración, mientras que su proporcionalidad tiende a acrecentarse, ya en momento de auge como de depresión económica. Las cifras que siguen son elocuentes. Solamente cabría agregar que el 20% de la población más empobrecida, concentra solo el %0.20 de los préstamos comerciales.
El PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO, Informe Anual 1996 sobre Desarrollo, establece la necesidad de intensificar las actividades en el terreno de la economía informal con creación de mano de obra extensiva, la agricultura, etc..
Quizás estas afirmaciones abonen la conjetura de que, en la actual etapa globalizada del desarrollo capitalista no van a multiplicarse los puestos de trabajo y que las abultadas cifras que muestran los países emergentes (desempleo, sub-empleo, empleo encubierto, etc.) se han instalado definitivamente en el devenir económico porque los avances tecnológicos expulsan mano de obra al no estar acompañados de las medidas que las correspondan adecuadamente.
LA EXPERIENCIA EN CENTROAMERICA
Acompañadas por carencias presupuestarias en Centro América y a principios de la década de los 80 las empresas de saneamiento han tomado en sus manos la gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), dando impulso este segmento junto a las limitaciones de infraestructura, y las crecientes demandas de aseo en el casco urbano
En Guatemala, 300/400 micro empresas conocidas por la población como los “camiones Amarillos” recogen entre el 50/70% de los residuos generados en el área urbana que tiene una población entre 750.000 a 1.200.000. Emplean en condiciones de estabilidad entre 2.000 a 4.000 personas que tienen un ingreso entre 2,2 y 4,2 veces el sueldo mínimo. Ganan 209.68 dólares. Además tratan los residuos mediante un sistema de pre - calificación, re utilización, limpieza, reciclado y venta, lo que redunda en un alivio en la carga del depósito final al reducir el volumen de los residuos que llegan al tiradero municipal. Esta actividad está a cargo de otras 30 a 50 micro empresas que generan empleo directo a 300/700 personas e indirectos a 1.500/3.000. Generan anualmente negocios por el importe de un millón de dólares.
En El Salvador, es colectado el 95% es decir 8.000 viviendas unifamiliares con cerca de 43.000 almas equivalentes al 2% del total del área metropolitana: el aluminio, la lata, cobre, bronce, vidrio y plásticos son vendidos directamente a los intermediarios: se registraron operaciones de 1.058 / 1.702 kg. por día y por micro empresa y 13.8 a 17.9 Ton/mes de aluminio.
En Costa Rica, hacia finales de 1996 se encontraban registradas 69 micro empresas en la gestión de RSU así distribuidas: 26 dedicadas a la recolección y transporte; 2 a la deposición final, 2 a las limpieza de playas, 39 a la recuperación y segregado de materiales reciclables. Sus servicios abarcan 33.000 usuarios, 14 instituciones estatales, 227 locales comerciales, entre otros. Operan sobre 180 toneladas al mes; venden 9 ton/mes de papel a la empresa recicladora.
Funcionarios del BID destacan que las actividades informales abarcan más de una cuarta parte del mercado costarricense al absorber alrededor de 250.000 personas. Este balance no incluye a los que trabajan en agricultura, servicio doméstico, o desempeñan libremente su profesión. La experiencia ha llevado a éstos funcionarios, a inferir que las micro y pequeñas empresas generan el 30 % del empleo no agrícola del país, es decir 21,3 % del total. Un estudio reciente determina que el sector informal representa el 18 % del producto bruto interno.
En números y beneficios: México ahorra 80 millones de dólares anuales con procesos de reciclaje de aluminio de la basura para reutilizarla en la industria. Disminuye de esta manera la sobrecarga en los tiraderos y rellenos sanitarios y a la vez que desciende la explotación de los recursos naturales.
La primera economía del mundo, la de Estados Unidos, recicla aluminio desde 1968. En ese año se trataron 450 ton. actualmente, esa cifra se recicla cada 80 minutos.
Cada 1000 kilos de aluminio de reciclamiento corresponde a un ahorro de 5000 kilos de mineral bruto, bauzitas; el valor agregado de la lata recuperada es el más alto entre todos los materiales objeto de recuperación, comparado con el papel, cartón, cristal y plástico. Protegen las reservas de energía eléctrica porque para fabricar 1 Ton. de aluminio industrializado se demandan 17.600 KW / h; reciclar idéntica cantidad solamente 750 KW /h, lo que muestra un atesoramiento del 95 % por cada millón de latas recicladas. Con ese ahorro se puede iluminar un hogar durante 66 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario